PLATÓN – LOS VIAJES
A SIRACUSA
Platón (427-347 a.C.), además de sus famosos Diálogos, escribió Cartas.
Parece que trece de las que se le atribuyeron son auténticas; son cartas
dirigidas a diferentes personajes de su época.
En esta entrada nos interesa la Carta VII, titulada «Platón
desea buena suerte a los parientes y amigos de Dion» en la que desarrolla parte
de su doctrina política, sus tres viajes a Siracusa y sus relaciones con Dionisio
el Viejo, Dionisio el Joven y Dion. Contiene una descripción y una
justificación apologética de la participación de Platón en los asuntos de
Sicilia. La dirigió a los amigos de Dion en el 353 a.C. después de su
asesinato. Platón tenía ya 75 años y puede ser considerada como su testamento
filosófico. Encontramos en ella la idea del rey-filósofo: «No cesarán los males
del género humano hasta que ocupen el poder los filósofos puros y auténticos».
Siracusa ofreció a Platón la posibilidad de experimentar en vida su
idea sobre la organización política de la sociedad. Un gobernante filósofo dirigiría
la sociedad con equidad, la orientaría al bien común y procuraría la felicidad
de sus ciudadanos.
Platón viajó a Siracusa (Sicilia) en tres ocasiones:
Primer viaje. - Año 388 a.C., estando Siracusa gobernada
por el tirano Dionisio el Viejo. Allí conoció a Dion, cuñado de aquel, que le
causó una gran impresión llegando a ser su discípulo predilecto; Platón le
transmitió las doctrinas socráticas acerca de la virtud y del placer. Platón
critica la forma de gobierno de Dionisio el Viejo que, indignado, lo envía a
prisión y luego lo entrega para ser vendido como esclavo. Tuvo la fortuna de
que un pitagórico lo reconociese, le rescatase de la esclavitud y así recuperó
la libertad.
Platón funda en Atenas su escuela de filosofía, la «Academia» en la
que se estudiaban el trivium (gramática, retórica y lógica) y el quadrivium
(aritmética, geometría, astronomía y música), además de profundizar en
distintos campos del saber. El filósofo había renunciado a la intervención
directa en la política, pero quería que se formasen en la «Academia» los
futuros gobernantes del mundo griego.
Segundo viaje. - Durante los años 367 a 365 a.C.,
Platón estuvo de nuevo en Siracusa. Gobernaba entonces Dionisio el Joven, hijo
del anterior tirano, que parecía tener mejor disposición hacia la filosofía. Dion,
que ejercía gran influencia sobre su sobrino Dionisio, quería conseguir que un
filósofo dirigiera la «polis», por esta razón Platón fue invitado de nuevo a
Siracusa. Pero, cuando el filósofo llegó a la isla, se encontró con un panorama
bien distinto, Dion se había enfrentado a Dionisio el Joven que le acusó de
conspiración y lo envió al exilio. El nuevo tirano era más amigo del
placer que de la justicia, de la riqueza que de la verdad, del juego que de la
sabiduría y Platón se da cuenta de que su idea de implantar en Siracusa su
modelo de estado con ese gobernante había fracasado. El filósofo tuvo que
permanecer dos años en la corte como «invitado forzoso» de Dionisio hasta que
este le permitió regresar a Atenas bajo la promesa de volver a Siracusa.
Tercer
viaje. - Año 361 a.C., según el dicho popular, no hay dos sin tres y en este
caso se cumple. Dionisio el Joven le había escrito insistentemente para que
volviera, asegurando que había cambiado y que deseaba formarse en la filosofía.
Dionisos se había apoderado de los bienes de Dion que tuvo que huir de nuevo,
Platón hizo lo mismo. Dion reclutó un ejército ayudado por los discípulos de
Platón, venció a Dionisio el Joven e instauró una dictadura en Siracusa.
Parecía que el sueño de Platón se había realizado, un gobernante filósofo, pero
solo duró tres años, Dion fue asesinado por un amigo suyo, el platónico Calipo.
Platón pasó los últimos trece años de
su vida en la «Academia» dedicado a la revisión crítica de su filosofía.
Algunos creen que la insistencia de
Platón en viajar a Siracusa se debe no solo a su deseo de ver implantada su
idea del gobierno de los sabios, de su modelo de estado, sino que quizás quería
gobernar, dar el salto de la teoría a la práctica y ser reconocido como el filósofo
que había implantado un modelo de gobierno totalmente justo, una utopía basada
en unos principios filosóficos incuestionables. Pero esto es pura especulación,
no hay en sus escritos nada que lo avale. En opinión de otros, Platón renunció
a sus ambiciones políticas después de la muerte de Sócrates tras ser condenado
por un tribunal a la pena de muerte.
Se cuenta una anécdota sobre el
filósofo Martin Heidegger relacionada con estos viajes: cuando este filósofo
renunció al rectorado de la universidad de Friburgo y regresó a su tarea
docente, escarmentado, pero no arrepentido de su colaboración con los nazis, un
colega le preguntó sarcásticamente: «¿de regreso a Siracusa, Herr Professor?»,
evocando la idea fracasada de Platón de convertir a un tirano en un gobernante
filósofo.
Correcta entrada, Germán (lo único que la fuente es demasiado pequeña)
ResponderEliminarSaludos